El imparable avance de la electromovilidad en América Latina ha generado un nuevo desafío que demanda atención urgente: la gestión eficaz de los residuos de las baterías de los vehículos eléctricos. Con el incremento en la adopción de este tipo de transporte, países como Costa Rica, Chile, Colombia y México están tomando medidas para abordar esta preocupación y garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo.
Costa Rica, líder regional en esta materia, ha trazado una hoja de ruta para la gestión eficiente de las baterías, estableciendo metas ambiciosas a corto, mediano y largo plazo. El país se ha propuesto gestionar el 60% de los residuos de baterías de litio para 2030, priorizando la reutilización y actualizando su marco regulatorio nacional. La inauguración de la primera planta de reciclaje de baterías para vehículos eléctricos en Centroamérica, con capacidad para procesar 1.000 toneladas anuales, es un claro ejemplo de los avances alcanzados.
En Chile, si bien aún no cuenta con una ley específica para el reciclaje de baterías de transporte eléctrico, se está considerando seriamente en el marco de la Estrategia Nacional de Electromovilidad. La reutilización de las baterías y la creación de un mercado formal y establecido son puntos clave en esta discusión, respaldada por la Agencia de Sostenibilidad Energética.
Colombia, por su parte, ha publicado la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, donde se establece la necesidad de definir normativas para el desecho de vehículos eléctricos y sus componentes, incluyendo las baterías. En Bogotá, la Política Pública de Movilidad Motorizada de Cero y Bajas Emisiones promueve un modelo de economía circular de baterías eléctricas, buscando fortalecer la gestión y la innovación en este campo.
México también se suma a estos esfuerzos con el anteproyecto de la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, que contempla la regulación y el reciclaje de las baterías, así como su posible segunda vida. La colaboración con autoridades locales y la industria automotriz es fundamental en la creación de normativas y planes de manejo y disposición final.
A nivel internacional, Estados Unidos ha lanzado programas e inversiones para facilitar el reciclaje y la segunda vida de las baterías de vehículos eléctricos. En diciembre de 2022, Puerto Rico anunció fondos para un estudio sobre la disposición final de las baterías descartadas, mostrando un interés regional en abordar este problema.
Mientras tanto, en el otro lado del mundo, China lidera tanto el mercado de baterías como el de reciclaje, con nuevas directivas para mejorar la protección ambiental y aprovechar el potencial económico de este sector. En Europa, se han publicado regulaciones para garantizar una cadena de valor segura y sostenible para las pilas y baterías, con especial atención a las de vehículos eléctricos y una alianza para fortalecer la industria local.