Una nueva exposición en la Casa Museo de Freud, ubicada en el noreste de Londres, está arrojando luz sobre la fascinación poco conocida que el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, tenía por América Latina. A través de cartas privadas, fotografías, esculturas y libros, esta muestra revela el profundo impacto de Freud en la región, que hoy en día es reconocida como un importante centro para el psicoanálisis.
El interés inicial de Freud en América Latina se remonta a su investigación sobre el uso de la coca como medicina ritual en Perú y Bolivia, documentado en su artículo de 1884 “Sobre la Coca”. Este fue su primer contacto intelectual con el continente y marcó el comienzo de una conexión duradera.
A pesar de estar ubicado en Viena, Freud cultivó relaciones estrechas con destacados médicos, psiquiatras e intelectuales latinoamericanos. Uno de sus amigos más cercanos fue Honorio Delgado, un prominente psiquiatra peruano con quien Freud intercambió correspondencia y visitas en Viena. Delgado se convirtió en uno de los principales propagadores de las ideas de Freud en América Latina durante las décadas de 1920 y 1930.
Además de Delgado, Freud estableció relaciones con figuras destacadas de Brasil, como Durval Marcondes, quien tradujo al portugués algunas de las investigaciones de Freud y fue uno de los fundadores de la Sociedad Psicoanalítica Brasileña. Además mantuvo contacto con Gastão Pereira da Silva, con quien dirigió un programa de radio sobre el análisis de los sueños.
Otros intelectuales latinoamericanos, como los argentinos Jorge Thenon y Gregorio Bermann, así como el chileno Fernando de Allende Navarro, también se contaron entre aquellos que mantuvieron algún tipo de relación con Freud. Bermann incluso visitó a Freud en Viena, al igual que Delgado, y se ofreció a proporcionar asilo en Santiago a Freud y su familia cuando estaban siendo perseguidos por los nazis.
Aunque las relaciones entre Freud y los intelectuales latinoamericanos eran asimétricas y en su mayoría desiguales, su impacto en la región fue significativo. Freud vio a América Latina como una tierra de misión, donde el psicoanálisis podría llegar a tierras lejanas y exóticas. Esta visión se refleja en la colección de libros latinoamericanos que Freud llevó consigo cuando huyó de Viena a Londres, a pesar de no haber leído la mayoría de ellos.
Además de los libros, Freud también guardó antigüedades de México y Perú, reflejando su fascinación por las civilizaciones antiguas de la región. Esta muestra cómo América Latina se convirtió en un lugar exótico y misterioso para él, que lo atrajo tanto intelectual como culturalmente.
Hoy en día, el legado de Freud sigue vivo en América Latina, donde ciudades como Buenos Aires albergan el mayor número de psicoanalistas en el mundo. Sus ideas han permeado tanto en la práctica médica como en la cultura popular de la región, demostrando que su conexión con América Latina, aunque olvidada durante mucho tiempo, sigue siendo relevante en la actualidad.