El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) informó hoy que el valor de las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe experimentó una contracción del 2.2% en el año 2023, marcando un abrupto descenso luego de un notable aumento del 17% registrado el año anterior.
La disminución de las exportaciones en la región se atribuye principalmente a una serie de factores que incluyen la caída de los precios de exportación, la reducción de la demanda externa y los impactos del cambio climático, especialmente en forma de sequías que afectaron significativamente a Sudamérica.
La retracción en las exportaciones se produce en un momento en que América Latina enfrenta una desaceleración económica generalizada. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica un modesto crecimiento del 1.9% para la región en el año 2024, con una atención especial en la situación económica de Argentina, donde el presidente ultraderechista Javier Milei ha implementado un plan de ajuste para estabilizar la economía.
En tiempos de dificultades económicas, las exportaciones son cruciales ya que generan ingresos desde el extranjero que son vitales para la estabilidad financiera de los países. Paolo Giordano, economista del sector de integración y comercio del BID, destacó que esta contracción en las exportaciones representa un desafío significativo para la región: “Se apagó uno de los motores del crecimiento. No es una buena noticia”.
Según las tendencias actuales, se espera que la recuperación de las exportaciones no sea inmediata, y la contracción podría persistir al menos durante la primera mitad de 2024. Sin embargo, existe cierto optimismo ya que las perspectivas económicas globales están mejorando, lo que podría impulsar la demanda de los productos exportados por los países latinoamericanos.
Argentina experimentó uno de los impactos más notables del cambio climático en 2023, con una severa sequía que provocó una caída del 25.3% en sus exportaciones. Uruguay también sufrió una disminución significativa del 19.2% en sus ventas al exterior, mientras que Bolivia y Venezuela registraron reducciones del 21.6% y del 11.1%, respectivamente. En contraste, México, cuya economía está estrechamente vinculada a la de Estados Unidos, logró un aumento del 2.9% en el valor de sus exportaciones, después de un incremento del 16.7% en 2022.
Los precios de los principales productos básicos exportados por América Latina experimentaron una disminución en 2023. El petróleo cayó un 16.7%, la soja un 8.6%, el cobre un 3.6% y el hierro un 0.9%, mientras que el azúcar fue una excepción con un aumento del 27.7%.
Para mitigar el impacto de la caída de los precios, la demanda y el cambio climático, se hace hincapié en la importancia de que los países de la región implementen políticas que fomenten la diversificación de sus exportaciones. También se insta a actualizar los estándares de calidad, certificaciones medioambientales y promover la adopción de cultivos resistentes a los cambios climáticos y sistemas de riego innovadores.
Paolo Giordano subrayó la necesidad de una visión a largo plazo que atraiga inversiones del sector privado para revitalizar el sector de exportación y estimular la economía regional: “Lo que se necesita es que ese motor adicional de la economía sea lo más atractivo posible”.
A pesar de los desafíos actuales, existe una esperanza de que América Latina pueda superar estos obstáculos y aprovechar las oportunidades que surgen en el horizonte. El futuro de la región dependerá en gran medida de la capacidad de adaptación, diversificación y resiliencia de sus economías en un mundo en constante cambio.