La Base Científica Artigas, emplazada en el remoto y helado continente antártico, ha vuelto a contar con suministro eléctrico gracias a la rápida intervención de la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE) de Uruguay. Este importante reestablecimiento se produjo tras un corte que dejó a la base sin energía desde el jueves a las 14.28 hasta las últimas horas del domingo, afectando casi todas las instalaciones de este crucial punto de investigación en la Antártida.
El incidente, originado por una falla en el sistema de generación de energía, requirió de un esfuerzo conjunto y especializado para su solución. “Técnicos especializados de UTE acompañados por personal de la Dotación, restablecieron el suministro total de energía eléctrica en la Base Científica Antártica Artigas,” se anunció en una publicación del Instituto Antártico Uruguayo. Este esfuerzo implicó el reemplazo de bombas de inyección de combustible en los generadores, asegurando el retorno a la normalidad en la base que desde su fundación en 1984, ha sido un pilar para la investigación científica en condiciones extremas.
La resolución de este inconveniente no solo restituyó la electricidad sino que también garantizó la continuidad de las importantes investigaciones científicas que se llevan a cabo en la base. Durante el período sin suministro eléctrico, se tomaron medidas para asegurar el bienestar y la seguridad del personal, utilizando fuentes alternativas de energía para enfrentar las bajas temperaturas características del verano antártico, donde el sol nunca se pone.
Este evento destaca la importancia de la resiliencia y la capacidad de respuesta rápida en ambientes extremos como la Antártida. La Base Artigas no solo es un centro de investigación sino también un ejemplo de la determinación humana para sobrevivir y prosperar en las condiciones más adversas. La comunidad científica y los equipos de apoyo logístico demuestran una vez más su compromiso con la ciencia y la exploración, asegurando que la luz, tanto literal como figurativamente, nunca se apague en la Antártida.