En un esfuerzo por abordar la urgente necesidad de reducir las emisiones de carbono y avanzar hacia la neutralidad de carbono para 2050, América Latina y el Caribe están mirando hacia el hidrógeno verde como un aliado clave en su transición energética. Un informe reciente de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) arroja luz sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la región en este viaje hacia un futuro más sostenible.
El informe, titulado “Panorama energético de América Latina y el Caribe 2023”, subraya la importancia de duplicar la generación de energía a partir de fuentes renovables en la región, lo que implica agregar 1.000 GW a la capacidad actual. Esto es fundamental para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, un objetivo ambicioso pero necesario en la lucha global contra el cambio climático.
Un aspecto destacado del informe es el papel central que se le asigna al hidrógeno verde en esta transición. Se reconoce que el hidrógeno verde es esencial para descarbonizar los sectores más desafiantes, como el transporte pesado, donde las alternativas de energía limpia son más difíciles de implementar. Este enfoque en el hidrógeno verde demuestra una comprensión profunda de las necesidades de la región y la determinación de encontrar soluciones efectivas.
El informe proporciona una visión detallada de las matrices energéticas de los 27 países miembros de la OLADE. Esto es crucial para permitir que la comunidad latinoamericana y caribeña comprenda mejor las dinámicas energéticas de la región y planifique estrategias efectivas para la descarbonización.
Además, el informe presenta dos escenarios de desarrollo energético. El primero, un escenario de referencia (BAU), asume cambios mínimos en las fuentes y tecnologías energéticas utilizadas. El segundo, denominado “Pro Net-0”, se centra en la descarbonización acelerada del sector energético. Es en este escenario donde se modela por primera vez la producción regional de hidrógeno verde.
Según OLADE, la demanda total de hidrógeno verde en 2050 en el escenario “Pro Net-0” sería de 118 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) en toda la región. El 33% de este hidrógeno se utilizaría en el sector del transporte, incluyendo el transporte marítimo y la aviación. El 25% se destinaría a la generación de electricidad, mientras que un 14% sería utilizado por la industria. Además, el 28% restante se exportaría a otras regiones, como la Unión Europea, lo que destaca el potencial de América Latina y el Caribe como proveedores de hidrógeno verde.
Un aspecto crucial de la transición hacia un futuro más limpio es la eficiencia energética. El informe revela que en el escenario “Pro Net-0”, el consumo final de energía en 2050 sería un 19% más bajo en comparación con el escenario de referencia. Esto refleja un compromiso con la utilización eficiente de la energía como parte integral de la estrategia de descarbonización.
En el ámbito de la generación eléctrica, el informe señala que en 2022, la capacidad de generación de electricidad a partir de fuentes renovables experimentó un crecimiento significativo en la región. La energía eólica aumentó en un 10%, mientras que la energía solar experimentó un impresionante aumento del 46%. En ese año, el 95% de la nueva capacidad de generación eléctrica instalada fue de origen renovable, lo que subraya el rápido avance hacia una matriz energética más sostenible.
En el escenario “Pro Net-0”, se proyecta una mayor diversificación en la matriz de generación eléctrica, alcanzando un incremento del componente renovable hasta el 80% para el año 2050. Se anticipa un notorio crecimiento en fuentes como la energía solar, eólica, hidroeléctrica, bioenergética y geotérmica, mientras que el hidrógeno verde tendrá una participación del 3% en la matriz.
Una buena noticia es que la generación con carbón mineral y derivados de petróleo sería completamente desplazada, y el componente no renovable de la matriz se limitaría principalmente al gas natural y la energía nuclear, con un 19% y un 1%, respectivamente.
Con un compromiso continuo y acciones concretas, América Latina y el Caribe están preparados para liderar la lucha contra el cambio climático y contribuir de manera significativa a la reducción de las emisiones globales de carbono.