América Latina, al cierre de su segunda década perdida, se enfrenta a un dilema crucial en su desarrollo. A pesar de un crecimiento anual promedio por debajo del 0.9% entre 2014 y 2023, la región muestra un ligero aumento en el PIB per cápita, en comparación con 2013, impulsado por una desaceleración demográfica. Este panorama contrasta con la recuperación económica post-1980, donde el PIB per cápita tardó hasta 1994 en recuperarse. Con variaciones económicas significativas entre países y desafíos como la inversión extranjera directa (IED) y la dinámica del comercio internacional, América Latina se enfrenta a un serio problema de crecimiento, agravado por la actual fragmentación económica mundial y las tensiones entre Occidente y China, como señala Gita Gopinath, primera subdirectora gerente del FMI.
El análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revela disparidades en el desempeño económico de la región: México, América Central y el Caribe superaron a América del Sur en 2023. La inversión extranjera directa se mantiene sólida, aunque limitada, con costos de endeudamiento en aumento y una emisión de bonos a la mitad del promedio anual entre 2019 y 2021. El bajo crecimiento del comercio mundial y la caída en los precios de materias primas impactan negativamente en la región, especialmente en América del Sur.
Los gobiernos latinoamericanos enfrentan el reto de reevaluar sus modelos de desarrollo. Desde 1990, con la adopción de reformas de mercado, el crecimiento anual promedio ha sido del 2.5%, inferior al 5.5% entre 1950 y 1980. La Cepal estima que el crecimiento potencial anual de la región ha sido solo del 1.6% desde 2010, lo que sitúa a América Latina como la región en desarrollo con el peor desempeño en los últimos 30 años.
Entre las medidas propuestas para acelerar el crecimiento económico, se destacan el aumento en financiamiento en ciencia y tecnología, el desarrollo de estrategias activas de desarrollo productivo, la transición a la energía limpia y la integración regional. Además, se sugiere fortalecer las instituciones financieras regionales y reafirmar el compromiso con la democracia para mitigar la polarización y garantizar la estabilidad nacional y regional.
América Latina, en su búsqueda por superar su segunda década perdida, enfrenta un camino complejo lleno de desafíos económicos, políticos y sociales. La región debe aprovechar su potencial en sectores estratégicos, fortalecer su integración y cooperación regional, y mantener su compromiso con la democracia. Solo así podrá transformar los desafíos actuales en oportunidades para un desarrollo sostenible y equitativo.